Parece lógico que el cuerpo humano necesite su tiempo para adaptarse a los cambios estacionales. Los cambios de temperatura, de alimentación y, sobre todo, las horas de sol, influyen en nuestras condiciones físicas y psíquicas.
El calor y la luz que nos trae el verano nos hace mucho más felices y despreocupados. Esto se debe a la alta cantidad de vitamina D y serotonina que nuestro cuerpo produce gracias a la luz del sol.
En las estaciones de otoño e invierno, en las que recibimos cada vez menos luz natural, nuestros niveles de serotonina descienden de manera progresiva.
La serotonina, también conocida como "hormona de la felicidad" actúa como neurotransmisor y regula nuestra sexualidad, apetito, sueño, ira, temperatura corporal y estrés.
Cuanto más alto sea tu nivel de serotonina más feliz serás, del mismo modo que un nivel bajo de esta hormona indicaría la presencia de una depresión.
Al llegar la primavera, nuestras reservas de vitamina D, serotonina y melatonina están bajo mínimos, pero sin embargo, es el momento de renovar energías y salir del largo letargo invernal.
Quizás sea por eso que es esta estación a la que más cuesta adaptarse. El cansancio y el agotamiento nos invaden casi desde la mañana y, aunque no sepamos por qué, parece que todo se nos hace cuesta arriba.
La astenia primaveral afecta de un modo u otro a una de cada diez personas y suele desaparecer en un par de semanas, aunque puede prolongarse un par de meses.
La astenia primaveral produce depresión, tristeza inexplicable, irritabilidad, falta de apetito, fallos de memoria, tensión baja, ansiedad, irritabilidad, y disminución del deseo sexual, así como aumento de sueño, de apetito y de peso, hipersensibilidad y abatimiento físico.
El mejor método para evitar estos cambios, con la llegada de las nuevas estaciones, sobre todo en otoño y primavera, es adaptar nuestra alimentación a las necesidades de cada estación:
- En otoño e invierno, necesitaremos mayor cantidad de alimentos proteicos que nos ayuden a conservar el calor. Por eso, las comidas propias de esta época son los potajes, estofados y guisos.
- En primavera, necesitaremos depurar y aliviar a nuestro hígado de la dieta y el frío invernal, por lo que es aconsejable reducir la cantidad de grasa y aceites que consumimos. Alimentos como espárragos, berros, alcachofas, apio, rabanitos o nabos te ayudarán a eliminar toxinas. Consume fruta de temporada para reponer tus niveles naturales de azúcar tan necesarios para superar la astenia primaveral.
Si ya empiezas a sufrir los primeros síntomas de depresión que anuncian la llegada de la astenia primaveral, no te vendrá mal seguir estos consejos.
- Descansa todo el tiempo que necesites. Si practicas unos ejercicios de relajación antes de irte a dormir tu sueño será más tranquilo y reparador.
- Un poco de ejercicio y luz natural te hará recuperar energías con más facilidad.
- Es la época de los complementos dietéticos: polen, levadura de cerveza, jalea real, ginseng o simplemente una cucharada de miel en el zumo de la mañana.
- Haz una dieta sana con productos frescos de temporada. Puedes complementarla con pequeñas cantidades de alimentos que aumenten tu nivel de serotonina, como el chocolate, el plátano, el aguacate o el pollo.
Prepárate para la llegada de una nueva estación haciendo una vida sana y saludable. Las depresiones otoñales y la astenia primaveral pasarán de largo por tu vida.