Tener tranquilidad y una vida sin estrés es importante para nuestra salud física y mental. También para la de los niños. No te desesperes, con unas sencillas técnicas de relajación para niños, tu hogar parecerá un remanso de paz.
Lo más lógico es que los niños estén en constante movimiento y en estado de excitación al terminar sus juegos. El cansancio suele vencer la agitación y, tras un buen baño, caen rendidos en la cama hasta el día siguiente.
Pero no siempre es así, y hay ocasiones en las que cuesta más trabajo mantener a los niños tranquilos.
Unos minutos de relajación hacen que el sueño sea más apacible: descansarán mejor y se levantarán con energías renovadas.
Las técnicas de relajación para niños les enseñarán, también, a mantener la calma en momentos de gran tensión, como exámenes o pruebas deportivas.
Pon en práctica, con tus hijos, estas técnicas de relajación. Te vendrán tan bien como a ellos y pasaréis un rato muy apacible y sosegado en familia:
- Escoge un lugar cómodo y espacioso, y retira todo aquello con lo que podáis tropezar. Baja un poco las luces y pon algo de música relajante. También puedes usar pelotas antiestrés.
- Con ropa ligera y descalzos, tendidos en el suelo, habla despacio y suavemente para que la respiración acompañe a los ejercicios.
- Escoge una historia diferente cada vez, y que tu imaginación ponga los detalles: un oso que despierta tras el largo invierno, un pollito que sale de su cascarón, o una mariposa saliendo de su crisálida.
- Para relajar los músculos debemos tensar y relajar cada una de las partes de nuestro cuerpo mientras respiramos profundamente (inspiramos profundamente por la nariz y expulsamos el aire despacio por la boca).
- Estiramos un pie y luego la pierna, como si quisiéramos hacernos hueco, las relajamos y hacemos lo mismo con el resto del cuerpo, poco a poco y hasta llegar al cuello.
- Tensamos y soltamos el cuello mirando hacia un lado y hacia el otro estirándolo y girándolo varias veces.
- Relajamos la cara: con los ojos cerrados los movemos en círculos, los mantenemos cerrados con fuerza durante unos segundos, hacemos muecas con la boca, arrugamos la nariz...
- Para terminar, nos quedamos en silencio respirando hondo unos cinco minutos.
- Nos levantamos muy despacio y comentamos lo a gusto que nos encontramos.
La música relajante, el sonido suave de tu voz, la luz tenue y el relato sosegado de estas técnicas de relajación dejarán a los niños tranquilos y a ti te vendrá muy bien para descansar tus fatigados músculos.