¿Discutir con tus hijos se ha convertido en una costumbre? ¿Cualquier tontería se convierte en un conflicto irresoluble? ¿La adolescencia ha llegado a vuestras vidas poniéndolo todo patas arriba? No te desesperes y toma nota de nuestros consejos para superar con éxito el eterno conflicto generacional.
La adolescencia es una etapa difícil a la que padres e hijos se enfrentan con un abanico de sentimientos encontrados. El conflicto generacional es, sin duda, el protagonista de muchos de los problemas con los hijos adolescentes y el desencadenante de la mayoría de los conflictos en familia durante esta época.
¿Dónde está mi hijo?
Para los padres, es difícil reconocer en este adolescente desgarbado y respondón al, hasta hace poco, niño cariñoso y dependiente que no podía vivir sin ellos.
La comunicación ha desaparecido, la puerta de su habitación permanece cerrada casi todo el tiempo y su vida social se ha convertido en un misterio insondable. Tu hijo ha desaparecido tras ese montón de cambios físicos y una pantalla de rencor hermético sin motivo.
Es cierto que a los padres nos cuesta trabajo ver crecer a nuestros hijos, y durante la adolescencia se produce un cambio radical para el que no estamos preparados.
Adaptarse a este ritmo vertiginoso requiere mucha empatía y hacer un poco de memoria para recordar sentimientos y situaciones de nuestra propia pubertad.
También agachar la cabeza de vez en cuando y empezar a ver a tus hijos como personas adultas e independientes.
Mis padres no se enteran de nada
Aunque muchos padres puedan llegar a pensarlo, el conflicto generacional no forma parte de ningún plan maquiavélico contra ellos, sino que responde a la necesidad de los jóvenes de auto afirmarse y desarrollarse como personas independientes. Los conflictos en familia y las discusiones forjan su carácter y moldean su personalidad.
Para ellos, la adolescencia supone vivir en tierra de nadie: no son niños, pero tampoco son adultos. Aunque se ven capacitados, pocas son las decisiones importantes que pueden tomar en su vida, y sus padres, antes infalibles, resultan cada vez menos convincentes e irrefutables.
Es difícil para ellos contarte cómo se sienten, y a menudo sus necesidades reales tienen poco que ver con las normas establecidas. La frustración y la rebeldía forman parte de la psicología en la adolescencia, y necesitan imponer sus propias reglas para enfrentarse al futuro.
Durante la adolescencia, los cambios físicos y los desórdenes hormonales generan una situación de inseguridad y confusión a la que tus hijos se enfrentan con pocas herramientas. Si tú les ayudas, es probable que vuestros conflictos en familia sean menos frecuentes.
Cómo enfrentarse al conflicto generacional
Enfrentarse a la adolescencia es una más de las tareas de los padres, y hacerlo con éxito dependerá en gran parte de tu actitud ante el problema:
- Ten perspectiva y no olvides tu papel. El objetivo no es convertirte en su mejor amigo sino respetar su intimidad. Ser su referente es más importante que nunca, y te dará la autoridad que necesitas para que respeten tus decisiones.
- Sé firme pero no inflexible. Con los adolescentes, el yo mando" no funciona. El diálogo te dará más posibilidades de éxito, te permitirá escuchar sus necesidades y tomar decisiones más justas.
- Ahora que ya no eres infalible, sé humilde y aprovecha la oportunidad para aprender. ¿Recuerdas cuando tus hijos eran esponjas que lo absorbían todo? Pues resulta que durante todos estos años han aprendido un montón de cosas, y están preparados para enseñarte algunas y aprender otras juntos.
- Es el momento de recordar que los hijos no nos pertenecen a los padres, sino que vienen a través de nosotros. Debes dejarles volar con control y respetar sus decisiones: guiar no significa dirigir.
Tómatelo con calma y ten paciencia, porque la adolescencia tiene la ventaja de desaparecer con el tiempo, pero el rencor y los conflictos en familia pueden crear fisuras irreparables.
El conflicto generacional debe ser sólo un escalón más en la relación entre padres e hijos. Una dosis de comprensión acompañada de firmeza te ayudará a sobrellevar mejor los problemas con tus hijos en esta etapa.
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