Enfermedad celíaca

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Enfermedad celíaca

La enfermedad celíaca o intolerancia al gluten es una enfermedad autoinmune que produce una inflamación crónica en el intestino delgado, impidiendo que absorba los nutrientes (principios inmediatos, sales minerales y vitaminas) y provocando estados carenciales como osteoporosis o anemia.

La enfermedad celíaca consiste en una intolerancia permanente a las proteínas del gluten del trigo (gliadina), del centeno (secalina), de la cebada (hordeina) y del triticale (híbrido de trigo y centeno). Aunque la avena en estado puro no influye en la intolerancia al gluten, a menudo suele estar contaminada por trazas de otras harinas que sí pueden hacerlo.

Según el Ministerio de Sanidad y Consumo, la intolerancia al gluten afecta a individuos genéticamente predispuestos cuando entran en contacto con alimentos que contienen gluten, pero también puede desarrollarse por factores ambientales e inmunológicos.

Para evitar la aparición de la enfermedad celíaca en los bebés, es fundamental realizar la introducción del gluten en su dieta en pequeñas dosis y de manera progresiva para propiciar que su cuerpo se acostumbre poco a poco a esta proteína.

Combinar la introducción del gluten con la lactancia materna reduce las posibilidades de desarrollar esta intolerancia, ya que las bacterias de la leche materna protegen el estómago del bebé ante posibles reacciones y facilitan su tolerancia.

Los niños celíacos deben evitar estos alimentos y sustituirlos por alimentos naturales y frescos sin gluten combinados de manera equilibrada y variada: carnes, pescados, huevos, lácteos, frutas, verduras y hortalizas, legumbres y cereales sin gluten (maíz, arroz, mijo y sorgo). Los síntomas de la enfermedad celíaca desaparecerán progresivamente y sólo reaparecerán si se vuelve a introducir.

Aunque en muchos casos no se presentan señales que la delaten, los síntomas más frecuentes de la enfermedad celíaca son: falta de apetito, vómitos, diarrea crónica, dolor abdominal recurrente, laxitud e irritabilidad, apatía, introversión y tristeza. Los signos más frecuentes son la malnutrición, la distensión abdominal, la hipotrofia muscular, el crecimiento lento, la anemia ferropénica y la falta de proteínas.

La intolerancia al gluten afecta a una de cada cien personas, aunque la mayoría de ellas no lo sabe. La detección precoz de la intolerancia al gluten es fundamental para mejorar la salud y la calidad de vida de los niños celíacos.

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