“Bebe leche, que tiene mucho calcio”. Seguro que lo has oído millones de veces. Te lo decía tu abuela, tu madre… y seguro que ahora eres tú quien se lo dice a tus hijos. Pero, ¿para qué sirve el calcio?, ¿por qué es tan importante para los niños? y ¿por qué son tan necesarios los lácteos en su nutrición?
A menudo, pediatras y nutricionistas insisten en la importancia que tiene el calcio para los niños. Es fundamental para el desarrollo de sus huesos, además de realizar otras muchas funciones.
¿Para qué sirve el calcio?
El calcio es un mineral que se acumula en nuestro cuerpo de manera natural a medida que lo vamos ingiriendo. Una vez que ha finalizado la etapa de crecimiento (alrededor de los 25 años), el organismo se va desprendiendo de parte del calcio acumulado. De ahí, la importancia de almacenarlo en este periodo.
Aunque casi la totalidad del calcio de nuestro organismo se deposita en nuestros huesos y dientes, este mineral añade otros muchos beneficios a nuestro cuerpo: regula la presión arterial,,, colabora en el buen funcionamiento del sistema nervioso,,, protege de irregularidades al ritmo cardíaco,,, contribuye a prevenir en cáncer de colón,,, y ayuda a regular el control de peso.
¿Por qué es tan importante el calcio para los niños?
El calcio comprende el 80% de la composición de nuestros huesos, por lo que es lógico que los niños, que se encuentran en una etapa de desarrollo y crecimiento, necesiten mayor cantidad de este nutriente.
Un aporte de calcio adecuado en la nutrición infantil garantiza el correcto crecimiento de los niños, unos huesos más fuertes y menos quebradizos. Si la ingesta de calcio no es la adecuada, el organismo tendrá que utilizar las reservas acumuladas en los extremos de los huesos, debilitándolos y exponiéndolos a futuras fracturas o enfermedades, como la osteoporosis, en la edad adulta.
¿Por qué son tan necesarios los lácteos en la nutrición infantil?
Hay una gran variedad de alimentos ricos en calcio. Debido a su alto contenido en otro nutriente fundamental como es la vitamina D (muy importante para la absorción del calcio), es la leche y sus derivados la gran protagonista en la tarea del crecimiento. Curiosamente, no son los bebés los que mayor cantidad de calcio requieren, sino que los niños a partir de los 9 años hasta la adolescencia (aproximadamente, 15 años), etapa de mayor desarrollo, son los que necesitan más raciones de calcio.
Esto se traduce en unos 1300 mg de calcio al día. Dicho de otra manera: una taza de leche de 240 ml tiene un aporte aproximado de 300 mg de calcio. Esto sería, alrededor de un 25% de la cantidad diaria que debería tomar un niño. El mismo aporte de calcio lo contienen cualquiera de estos alimentos:
- Una cuajada.
- 50 gr de queso curado.
- 100 gr de queso fresco.
- Dos yogures.
- Dos Petit Suisse.
Las combinaciones son a gusto del consumidor. Por ejemplo, dos tazas de leche, 100 gr de queso fresco y una cuajada al día serían suficientes para que los huesos de nuestros niños crecieran sanos y fuertes. En las etiquetas de los productos, puedes consultar los valores de cada alimento y hacer tus propios cálculos.
Es preferible que ingieran alimentos libres de grasas. Por eso, las leches y yogures desnatados o semidesnatados son más apropiados. Poseen el mismo aporte de calcio que los enteros, al igual que las leches con sabor (cacao, fresa…).
Otros alimentos ricos en calcio son los frutos secos, anchoas y sardinas, especialmente enlatadas. Vegetales como las espinacas, el brécol o las acelgas también aportan este mineral. Tendrás que recurrir a ellos en mayor medida en casos de intolerancia a la lactosa. Consulta, en cualquier caso, con tu pediatra. Él te recomendará, si es necesario, algún suplemento de calcio.
El calcio es fundamental para toda la familia, especialmente para los niños. Una dieta variada, rica en lácteos, y un poco de ejercicio al aire libre son imprescindibles para garantizar su desarrollo y crecimiento.