¡Más rabietas no, por favor!

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¡Más rabietas no, por favor!

Seguro que te suena: el niño llora, patalea, y grita en medio del supermercado, todo el mundo os mira horrorizado y tú querrías que te tragase la tierra. Hoy te explicamos qué son las rabietas y cómo mejorar el comportamiento en los niños.

Las rabietas surgen en el comportamiento de los niños cuando no están de acuerdo con nuestras decisiones o no cumplimos sus deseos. Son demasiado pequeños para entender nuestros motivos y no tienen capacidad para conformarse. No entienden el "después" ni el "mañana" y no les interesa oír nada de lo que les expliques. Sólo quieren que les hagas caso y lo quieren ya.

A medida que crecemos, nos acostumbramos y aprendemos a controlar la frustración y asumimos las situaciones desfavorables con más facilidad.

Para los niños pequeños es mucho más difícil, ya que tienen pocos medios para cambiar la situación a su favor y les cuesta trabajo asumir el enfado.

Las rabietas suelen aparecer entre los dos y tres años. Es el modo que tienen los niños de estas edades de mostrar su rabia, su ira y su frustración ante situaciones desfavorables que no pueden controlar.

Cómo comportarse ante una rabieta

Es comprensible que tu hijo tenga alguna rabieta de vez en cuando, pero es fundamental saber cómo comportarse ante ellas para evitar que se conviertan en niños caprichosos que no saben controlar sus impulsos, o en niños tiranos, que utilizarán las rabietas para conseguir todo lo que quieran:

  1. Ignóralo, sobre todo cuando lo haga en público: los supermercados y centros comerciales son especialmente peligrosos para los niños caprichosos, y pueden llegar a utilizar tu vergüenza a su favor. Sigue tu camino sin dejar de controlarlo, pero recuerda que si no hay público no hay espectáculo, y verás cómo la rabieta se termina sin consecuencias. Dale la mano, consuélalo si lo ves necesario y continuad vuestro camino como si no hubiese pasado nada. Deja las explicaciones para cuando lleguéis a casa, estará mucho más receptivo y tendrás más posibilidades de éxito.
  2. No debes ceder: si lo haces el niño entenderá que la rabieta no sólo es admisible dentro de su comportamiento, sino también que es el medio más efectivo de lograr lo que desea.
  3. Distráelo con otra cosa: la mayoría de los niños se conforman fácilmente con otras cosas que les gustan y, como a casi todo el mundo, les resulta más fácil asumir la frustración ocupándose con otros asuntos.
  4. Sé consecuente y no le niegues las cosas sin motivo. El ritmo diario de nuestras vidas hace que a menudo tengamos poco tiempo para escuchar y comprender a los niños. Asegúrate de que no tiene razón o merece lo que está pidiendo antes de negárselo. Avísale con antelación para que tenga tiempo para asumirlo y sé comprensiva con su malestar si tiene sueño, hambre o está cansado.

Cómo prevenir las rabietas¡Más rabietas no, por favor!

Hacia los tres años, a los niños les cuesta entender la existencia de límites y es lógico que intenten romper las normas continuamente con el fin de averiguar hasta dónde pueden llegar. Esto puede hacer más frecuentes las rabietas. Es el momento de empezar a fijar ciertas normas para empezar a establecer las bases del buen comportamiento en los niños:

  1. La rutina y las responsabilidades son básicas para reforzar las normas de comportamiento en niños, ya que les ayudan a asumir responsabilidades, adquirir nuevas habilidades y acostumbrarse a la frustración para evitar que eso les lleve en un futuro a convertirse en adultos inestables o frustrados.
  2. Utiliza el refuerzo positivo y no les riñas ni te enfades con ellos. Te será mucho más rentable educar a los niños pasando por alto las rabietas y premiando con cariño y atención aquellos comportamientos que quieres que se repitan.
  3. Sé firme con la educación en los niños: si ven que eres demasiado flexible con las normas de comportamiento, no se las tomarán en serio. ¡Ojo!. Eso no significa que te conviertas en un ogro, ya que tu instinto te dirá cuándo debes aplicarlas y cuándo están demasiado cansados o excitados para razonar con ellos.
  4. Ten paciencia y no te alteres: algunos niños son especialistas en sacarte de quicio, pero debes entender que actuar de este modo no te favorece en absoluto. El comportamiento en los niños se aprende por imitación, así que recuerda que ellos repetirán tus actos y reacciones y actúa tal y como querrías que ellos lo hiciesen.
  5. Ayúdales a asumir el enfado. Hay muchas causas por las que enfadarse, y a lo largo de sus vidas tendrán que enfrentarse a muchas situaciones frustrantes que les hagan sentirse impotentes o enfadados. Algunos niños quieren hablar de ello, mientras otros prefieren pasar página y olvidarlo; otros reaccionarán de manera más sumisa y se deprimirán; y habrá algunos que lo expresen a través de la rabia y la violencia. Sea cual sea su naturaleza, debes ayudarle a razonar sobre lo que ha ocurrido para que aprenda a racionalizar los problemas, y ayudarle a buscar soluciones adecuadas para resolver o asumir las contrariedades.

No debes olvidar que las rabietas son el instrumento para expresar su frustración y su ira. Tu labor es la de educar a los niños enseñándoles a calmarse solos y a enfrentarse a las contrariedades, para asumirlas o resolverlas, mejorando así el comportamiento en los niños y asegurándote de que se convierten en adultos que saben enfrentarse a los problemas de manera sana y productiva.

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